René Segura
Siempre que llovía salía un vendedor de paraguas a la calle, exactamente a la plaza principal de una pequeña ciudad. En medio de la lluvia gritaba y ofrecía sus paraguas, pero apenas terminaba la lluvia se marchaba a su casa.
Un día en plena lluvia un hombre le dijo:
—Siempre he visto que cuando llueve vende usted sus paraguas y al dejar de llover los recoge y se va ¿por qué lo hace?
El vendedor contestó:
—Las personas solo deberían comprar paraguas cuando llueve. ¿Qué sentido tendría venderlos o comprarlos cuando no llueve?
Y continuó vendiendo paraguas en la mitad del pueblo y de la torrencial lluvia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario